Con su último triunfo en Liga, 1-0 en La Romareda contra el Atlético de Madrid, el conjunto aragonés acentúa su sobresaliente seguridad y se sitúa como el menos goleado en sus 75 años de historia a estas alturas de la temporada. La llegada casi mesiánica este verano de Diogo, Sergio, Piqué y Juanfran ha cambiado la fisonomía y el espíritu del bloque, incluso ha tenido un efecto revitalizante sobre César y Gabi Milito.
El Zaragoza tiene la mejor defensa de su historia. No ha habido otra temporada a lo largo de sus 75 años de vida en la que haya recibido menos goles que en la actual tras 27 jornadas disputadas. Ha alcanzado al conjunto de la campaña 72-73, con Nieves como guardameta y Violeta de cacique, tras dejar al Atlético sin marcar la pasada jornada y será el referente absoluto si sale imbatido del Coliseum Alfonso Pérez de Getafe este domingo. Sostiene una media exacta e imponente de un gol por partido y hace tiempo que es, junto a la endemoniada racha de Diego Milito ante el marco rival, la principal esperanza para alcanzar la próxima Liga de Campeones.
El nuevo proyecto compartía dos vías principales, pública e íntima, celebrada y soñada: la vuelta a la filosofía de siempre con Víctor Fernández y cortar la hemorragia defensiva de los últimos años. El encuentro se antojaba improbable... pero se ha logrado y los datos ya resultan demoledores: diez partidos sin encajar un tanto y diez dianas menos en total que en la Liga anterior a estas alturas. Resultado: diez puntos más, de 36 a 46, y seis puestos arriba, del undécimo al quinto.
Diogo, Sergio, Juanfran y Piqué han cambiado la fisonomía y el espíritu. Altura para descolgar centros, atención en la marca, intuición para el corte, pierna dura y gemelos fuertes, cabeza arriba, pies con dedos, cuentas pendientes con varios pasados y algún futuro amaneciendo. Su llegada, casi mesiánica, ha contagiado a todo el grupo y ha tenido un efecto revitalizante sobre Gabi y César, que han recuperado su nivel más sobresaliente.
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