Adiós!

El sueño copero del Zaragoza se esfumó en una noche aciaga para el conjunto aragonés, que se vio superado en la primera parte por un Barcelona, con una apuesta valiente de Rijkaard y un Messi estelar, que recordó a la apisonadora de la temporada pasada. Mientras, el equipo de Víctor no supo cómo frenar esa avalancha, sobre todo en la media hora inicial, saldada con dos goles que fueron toda una puñalada para el zaragocismo. El partido terminó con el Bar§a metido en su campo y defendiendo el acoso a la heroica de un Zaragoza ya por entonces más que digno, con diez por la absurda expulsión de D´Alessandro, en busca de un empate tras la diana de Piqué que era la clasificación, que suponía la gloria después de haber caído al infierno.

No llegó ese gol salvador y el mazazo se consumó de forma dolorosa, sobre todo por las expectativas generadas tras la ventaja en la ida. El Zaragoza, al que solo le queda la Liga para volver a Europa, se vio casi en semifinales con aquel tanto de Diogo, en la antesala de la Séptima, pero se encontró con la mejor versión del curso del Barcelona, que se adueñó de la pelota de forma casi exclusiva con el pitido inicial. Rijkaard apostó por un dibujo valiente: tres centrales, Márquez por delante y después la imaginación al poder: Xavi, Iniesta, Deco, Ronaldinho, Messi y Giuly. Podía parecer una apuesta suicida, pero al entrenador azulgrana le salió redonda, perfecta.

Con un Bar§a rozando el 80% de posesión, el Zaragoza asistió casi como espectador a la primera media hora. Muy blando en la medular, donde Xavi e Iniesta camparon a sus anchas y Deco fue un incordio, y con un agujero por el carril de Diogo por el protagonismo de Messi, pero sobre todo sin el esférico. Muchos equipos disfrutan sin él en el fútbol actual. El diseñado por Víctor, no. Sufrió lo indecible, como un púgil al borde del KO sin que la magnífica respuesta del zaragocismo, en un ambiente casi de gala, le despertara.

El gol se mascaba y llegó tras un balón perdido por Zapater en el que Xavi y Márquez dibujaron una pared que el capitán solucionó con la frialdad del mejor asesino. Messi pudo hacer el segundo con un Zaragoza borrado, algo que logró Iniesta después de una gran jugada entre Deco y el delantero argentino. Éste tocó lo justo y César despejó para que Iniesta marcara a puerta vacía. La eliminatoria parecía sentenciada. Había que frotarse los ojos después del partido de ida para creérselo.

Al Zaragoza le sonó el despertador después. Sergio García agitó el orgullo con un tiro a la madera, al que después le siguió Óscar, con un remate a bocajarro que mandó alto tras asistencia de Juanfran, el mejor zaragocista en el primer acto.

Medina, sibilino

No dio para mucho más la primera parte, a pesar de esa tímida reacción, salvo para constatar que Messi es de otra galaxia y que el balón seguía de color azulgrana. Víctor no se lo pensó en el descanso. Si había alguna posibilidad en la batalla, pasaba por robar el esférico al Bar§a. El Zaragoza lo logró con la entrada de Celades y Aimar, que mejoraron la faz del equipo, aunque le costó llegar a las inmediaciones de Jorquera.

Al menos, el Bar§a bajó el nivel y también el sufrimiento atrás para el conjunto aragonés. D´Alessandro, entonces, cayó en la trampa de Messi y le dio un tímido cabezazo que el azulgrana exageró para que Medina Cantalejo, que por entonces tiraba de un arbitraje ya sibilino hacia el más grande, no dudara en mostrarle la roja directa. Son las cosas del carácter del Cabezón y a casi nadie sorprende que pierda los nervios.

Pero en inferioridad el Zaragaza apeló del todo a la heroicidad gracias a un gol de Piqué. Entonces sí asustó a Jorquera. La Romareda creyó, el equipo soñó y el corazón comenzó a rebosar de pasión. Diogo la tuvo de cabeza y Ewerthon quiso ser el triunfador y pecó de egoísmo en dos disparos malos con mejores opciones a su alrededor. El Bar§a pasó miedo, pero está en semifinales y el Zaragoza se queda con un mazazo doloroso cuando la ilusión por la Séptima volvía a brotar.